Cuanto me hablabas de la tía CARMEN de Madrid. Tu cariño puesto en el agradecimiento continuo, eterno. Aquellas esperas por Navidad a que viniese el paquete de Madrid, cargado de regalos, juguetes, chocolate, ropa... cuanta CARIDAD, cuanto AMOR tía CARMEN. Vuestros únicos juguetes, vuestros únicos reyes..., aquello me lo repetiste tantas veces y las mismas con tanto cariño y pasión fraterna, que yo te escuchaba con atención todas las veces como si fuese la primera. Ahora que no estáis ninguna de las dos en la tierra, lloro vuestra ausencia, bueno miento lloro solo la tuya, pero vuestros valores, la transmisión de los mismos con tanto amor, con tanta autenticidad, con esa calidez inigualable provoca que despierte en mi un magnifico sentido, que me has dejado de gran y magnifica herencia.
Conocí a la tía CARMEN en un verano que vino a Sarria con su hijo Mariano, la vi dos veces más, una en Madrid en la boda de su nieto, el hijo de Mariano, y por último el magnifico día 6 de septiembre de 2003 en nuestra boda. Su presencia, comportamiento, sensaciones que me transmitió fueron inmejorables, pero en verdad no me hacía falta fue una maravilla conocer a la tía CARMEN a la que yo ya quería y consideraba una Santa porque CRISTINA así me lo repetía a cada momento que tenía ocasión, no se cansaba de recordar, glosar y sobre todo amar a la tía CARMEN.
