Esta frase se la leo al musicólogo Ramón Gener a propósito de la muerte de
su padre. No dejo, siempre que puedo, de envolverme en el magnetismo que tanta
gente sintió ante la falta de un ser querido.
Ramón Gener, fuera parte de un extraordinario profesional, es antes de
cualquier cosa una persona que florece y transmite sentimientos profundos y
llenos de amor. Ramón comenta que el gran director de orquesta italiano
Riccardo Muti, preguntado en cierta ocasión por el verdadero misterio que
encerraba su trabajo, respondió que la suya le parecía una de las profesiones
más complejas del mundo, pues para extraer los sentimientos que se encuentran
ocultos en una partitura había que seguir un camino muy largo, el que lleva
hasta el alma de los músicos que van a interpretarla.
Cuando perdía a Cristina, también yo necesité recorrer ese camino en busca
de los sentimientos. Uno de esos resultados es esta bitácora; llena de
fantasía, verdad, pero sobremanera de amor. Una máquina del tiempo emocional,
en la que la historia de nuestra relación, la vida de Cris y su bondad, trato
de representar para despertar nuestras ganas de vivir y celebrar la memoria
como manifestación máxima del amor.