Está Duncan Dhu, grupo donostiarra de mi última pubertad, reeditando canciones antiguas y me paro en mis 16 años bailando en aquellos fantásticos “bailes” del Instituto, para recabar dinero con el fin de ir de excursión que finalmente fue a Mallorca, en una cuyo título “Palabras sin nombre” me recrea nostálgicamente en tiempos extraordinarios, he de confesar que la letra en si no me emocionaba pero si su ritmo, melodía y armonía. Su letra comienza como así:
“Aquí está la historia
A quien quiera escuchar
Es la triste historia
De quien quiso regalar la luna sin preguntar…”
Escuchándola me vuelvo pequeñito, alcanzo a vivir en el corazón que dejé
atrás y que me lleva a no morir. El corazón de Cris era puro verismo, su
verdadero enamoramiento era una oda a la alegría eterna, para siempre:
“ ¡ Alegría hermoso destello de Cristina, hija de
Dios ¡
Ebrios de un entusiasmo entramos,
Cris hermosa, en tu santuario.
Tu corazón nos une siempre
lo que la vida ha separado
todos volvemos a ser hermanos