Este viernes hemos celebrado el San Xoán, lo hemos celebrado como hace
muchos años no lo celebrábamos, en la casa donde vine al mundo y rodeado del
calor de la familia.
Amo estas fiestas, desde que tengo recuerdos las he vivido con enorme
entusiasmo y sobre todo con enorme cariño. Este año he vuelto a revivir tantos
y tantos años, tantas y tantas sensaciones, emociones y me he envuelto en una
sensación de sosiego, paz y magia que he disfrutado con una fruición purificada
y embelesada.
Como no podía ser de otra manera, la presencia de Cris ha henchido de magia
todo lo comentado. Ya he recomentado lo grande que fue aquel San Xoán de 1989,
cuando nuestras corazones se imbricaron como tejas cubriendo nuestro amor;
aquel año en que vimos, en As Insuas, a Siniestro Total, fue en todo un maravilloso
San Xoán. Pues este 24, lo he recordado con la perspectiva de verlo como quien
admira una obra creada con, no solo arte, virtuosidad, genialidad, sino
sobretodo con amor. Y es con ese amor con el que disfruto tanto y asido con
toda mi fuerza a el, imbrica cubriendo nuestras almas.