Es bien cierto que la mente es ese poder humano que marca nuestro camino, en ella reside la energía y entusiasmo que aporta nuestro corazón, la razón de nuestro lóbulo frontal y la espiritualidad de nuestra alma.
Como centro de
mando en ella reside el timón de nuestra singladura, y ayer se me pasó escribir
en este baúl de sentimientos. Llego hoy con cierto pesar, no es lo que deseo,
ni siquiera lo que me gusta. Ello demuestra lo que tanto pesar me producía
incipiente su fallecimiento humano, que el paso del tiempo pudiese bombardear
mi mente, y es su enorme amor lo que la mantiene viva y siempre la mantendrá
presente.
Los humanos
tenemos carencias, huecos y debilidades, que en nada pueden nublar lo que de
verdad importa. Y estoy seguro que lo que debe verdad importa es que Cristina
vive para siempre, aunque desaparezcamos, su amor nunca morirá.