Cierto es que Cris está conmigo todos los días y dentro de los mismos, en
muchos momentos. Pero el domingo es un día especial, el día del descanso
católico mi alma busca la hospitalidad de la suya. Estar con Cristina es un
regalo de Dios, rezarle a la Virgen, acordarse de ella un gozo y si ello se
produce en un día pío y santo en el Señor, se convierte en una fiesta
extraordinaria.
El domingo es el día en que el pueblo se mantiene silente, deja entrar el
cielo con tranquilidad, se pueden escuchar los sonidos inmanentes a la
naturaleza, las campanas de las iglesias resuenan alegres, las personas está
cuidadas para establecer amables conversaciones, las risas se entremezclan con
los típicos sonidos guturales de los niños, los creyentes van a misa, los
encuentros deportivos se suceden, las personas hablan con sosiego. Apelamos a
vivir con entusiasmo y felicidad nuestro santo día, al fin y al cabo el domingo
es tener fe en la vida, en las personas, en tus amigos, en tus hijos, en tus
padres, en tu novio, en tus muertos, en tu esposa, en Dios.
El domingo está hecho para todos, para amar, para una declaración de amor
al prójimo, para derramar tu cariño sobre lo que más quieres y sentir el cariño
de los que te aman.
Cristina nos anima a que nos amemos con esmero y como ella hace, con
plenitud y alegría.
¡¡¡ Feliz Domingo ¡¡¡