Me encuentro en el Monasterio de Samos, he venido a pasar nuestras fiestas patronales, las de San Juan. Por San Juan tuvimos nuestros primeras charlas, probamos el tequila juntos, de aquella que se tomaba con la sal previa y el limón posterior. San Juan evoca en mí recuerdos, fechas melancólicas, días largos con noches cortas en las que subíamos al campo de la Feria a ver la hoguera, y disfrutar de un ambiente tranquilo, casi casero pero lleno de espíritu festivo que coincide con el inicio del verano ,motivo siempre de alegría. Este año lo he querido pasar en compañía de nuestros queridos monjes Benedictinos, acaban de ordenar sacerdote a un egregio fraile José Antonio (que bien conoces) y han cambiado de Prior, Cris tu querido Fr. José Luis ha dejado su sitio después de 14 años a un Fraile llamado Gerardo Ibarra, puertoriqueño venido del Monasterio de Mayagüez de Puerto Rico.
Cristina muchos cambios, pasan los días desde que no estás conmigo fisicamente, este 18 se han cumplido 8 meses, pero nos contamos las cosas como cuando estabas, siempre juntos, haciendo todo juntos, solo tu enfermedad y mi maldita neura nos ponía algún bache en el camino.
El San Juan nos unió, el San Juan nos tiene que seguir uniendo, y mira que ya tenías preparado en el sótano para celebrar este año el San Juan con tu familia y la mía, Dios quiso que la celebrásemos de otra manera, él es nuestro padre celestial al cual tenemos que obedecer, como es lo normal de un hijo para con un padre, aunque suframos berrinches lastimosos, lloremos a gruesa y profunda lágrima, sabemos que todo lo hace por nuestro bien.
Cris, brindemos este San Juan con un inmenso beso lleno de amor y esperanza. Te quiero mucho.
