Es difícil encontrar, en la ingente cantidad de sensaciones, que las
vivencias con Cris me hayan provocado momentos desechables, baladís y poco importantes. Muy al contrario llevo ya
más de seis años reflexionando en este baúl, de grandes momentos y aunque
parezca falsa modestia me siento falto de espacio para poder reflejar tanto
recibido.
“Sensaciones”, le he llamado a esta
entrada, pero no deja de ser un nombre, una denominación que trata de recomponer
el legado de Cristina. Por recurrente, no deja de sorprenderme cada día que veo
su sonrisa, jamás en mi vida he visto sonrisa tan magnífica. La sensación que
me llegaba, llega y llegará es tan fantástica, que cada uno de nosotros puede
sentirla si hace la parada emocional predispuesta. Es como una sensación de
practicar yoga revitalizándote el organismo y, lo más importante, el espíritu.
Que buen momento sintiendo a Cris, con toda su luz; muy al contrario de lo
que nos pueda parecer, vivirla es un gran tesoro.