Desde 1989 que la vi por primera vez en la rúa del Peregrino, paseando con
su perrito, siguiendo luego como novios, matrimonio y ahora esperando reunirnos
en nuestra alma en Dios, no ceso de percibir su gana de vivir y por ende de
hacer vivir.
Enaltece la vida cada instante pegado a Cris, su alegría propia de un niño
permanecía perenne e inmarcesible en su rostro, sus cálidas y bellas manos se
tendían para hospedar con la pasión ardorosa del amor, donde brotaba su
belleza, su bondad y en todas ellas su verdad, apreciando las más pequeñas
heridas que tuviese, para con todo su amor lograr supurar hasta las más
profunda. Ello provocaba siempre un revivir, a pesar de que uno tuviese un
pésimo momento o extraordinario problema.
Aún hoy mismo parece olerse su textura, su aliento me oxigena, su mirada me
eleva con sensibilidad, su sonrisa provoca tanta ternura, su abrazo consigue
llevarme a la debilidad de un niño sintiendo magnífica protección y su amor
protege mis pecados.
¡ Bravo por Cristina ¡
¡ Hurra por Cristina ¡
¡ Solamente pensar en ella, siempre te hace vivir
¡