Hoy domingo de carnaval se me viene a la cabeza a Cris disfrutando y
maravillada en esta fiesta. Desgraciadamente
a mí no me gusta disfrazarme, y aclaro, si me gusta ver a la gente disfrazada,
pero insisto no disfrazarme. E insisto, desgraciadamente, porque eso provocó
que no compartiera plenamente esa alegría.
Ver a Cris feliz y sonriente cuando se ponía un disfraz era maravilloso, y
le pena que siento, es porque serían aún más maravilloso, más pleno, si yo
participase en ello también; de hecho seguro que más de una vez Cris no se
disfrazó por mi falta de ilusión y participación.
Cris era muy alegre, jovial y disfrutona, si disfrutona, disfrutaba la vida
como si solo existiese el presente, se volcaba en todo y en la fiesta también
lo hacía. La recuerdo y la veo feliz, su sonrisa la tengo siempre conmigo, su
sonrisa nunca se disfrazaba, era siempre honesta, verdadera y yo siempre estaré
con ella.