En mil novecientos noventa y nueve, yo había comenzado a trabajar en una
ingeniería y empezaba a rondar nuestras mentes el poder comprar una vivienda y
unirnos en matrimonio para siempre. Fue un año en que Cris me apoyaba como
siempre en todo, había creado la página web “sarriaweb.com”, en aquel nuevo
mundo de la nueva e incipiente era de internet. Y no quiero hablar ni una
palabra más de mí, solo utilizo mis vivencias para contextualizar y poder
reflejar tanta generosidad y amor recibido de Cris.
Cristina se desvivía porque me sintiera a gusto y saliese adelante en mi recién
carrera laboral. Sus caricias, sus abrazos, sus besos, sus ánimos en momentos
en que desfallecía, eran como un oasis en un desierto. El año 1999 y el 2000
Cris me ofreció su sangre, por hacer de mí una persona con valía y bonhomía. A modo
de muestra la veo incansable llamando a alcaldes, empresarios, entidades, en
definitiva con todo lo que se movía, para ofrecerle los servicios que yo
intentaba vender. No desfallecía, parecía incombustible al esfuerzo y yo solo
veía el amor hacia mí con tanta dedicación.
Aunque lo quisiese me sería imposible olvidar tanto bien, tanto amor
recibido. Gracias Cristina por quererme tanto. Te amo.