No puedo contener mi emoción, ni mi felicidad, al saborear todo lo vivido
durante y posteriormente a la celebración del concierto de Santa Cristina. Es
cierto que la música es un lenguaje universal, pero no es menos cierto que no
es lo mismo el tipo de música que escuchemos, la predisposición, el entorno, el
motivo,… Con las sonatas, de Corelli y Vivaldi, escuchadas en la séptima
edición del concierto de Santa Cristina, podemos destacar varias emociones que
nos han asaltado: Alegría, Belleza, Melancolía, Tristeza y Paz. Parecen un
cúmulo de contradicciones que no tiene ningún sentido. Empero son emociones que
un ser humano no solo es capaz sino es también proclive a hacerlas miscibles y
obtener un provechoso resultado.
Recordar a Cristina, con todo ello, es posible primeramente gracias a ella,
Cris es quien ha construido este Edén, que perdura atemporalmente y nos une en
su luz eterna. Y en segundo lugar a todas las personas que con su aliento, presencia,
acompañamiento y respaldo de todo tipo, siguen esa luz con tanto amor y cariño.
Además en el concierto de este año, creo se ha dado un paso en su
consolidación del mismo, al lograr la inclusión de personas que asisten para
disfrutar de todo lo comentado. Es fantástico, gracias Cristina.