Tengo tanto que agradecer a Cristina que me encuentro siempre en deuda. A pesar
de que no me cabe la menor duda que Cris ya se siente lo suficientemente
agradecida, su generosidad desinteresada y su bonhomía inalcanzable provocaban que
no persiguiera una recompensa sino darlo todo. Lo que me pasa es que su falta
humana, seguro que si estuviese conmigo no sería tan complaciente, provoca ese
desencanto conmigo mismo por no estar a la altura cuando ella vivía físicamente.
Su presencia sigue causando en mi profunda dimensión, es recordarla y ver
especial bondad, es mirarla en una foto y ver magia, es mirarla y ver realidad,
es soñarla y ver sonrisa, es pensar en Cris y encontrar tantos motivos de estar
agradecido por tanto que me ha dado, es respirar y es olerla con profusión, es
sentirla y es trasladarme al olimpo celestial.
Gracias siempre Cristina, lo que puedo ser es gracias a ti.