Agapê. Esta palabra de origen griego describe un tipo de amor incondicional
y reflexivo, en el que el amante tiene en cuenta solo el bien del ser amado [transcripción literal de la
Wikipedia].
Haciendo de la palabra “amante” como propia de la palabra “esposa” y amado
“esposo”, me lleva a un mundo que he vivido, que saco a colación debido a que
adjetiviza perfectamente a Cris, mi esposa. No quisiera apropiarme de ese amor
innato y reluciente que Cristina tenía por todo humano, pero es tan
certeramente bella la acepción de la palabra agapê, que seguro conduce a un
consenso amplio de todos los que se acercan a este baúl, de la persona más
maravillosa que he conocido, lo cual no es óbice y compatible con otras muchas,
que a cada uno le ha tocado la fortuna de conocer.
Apartándome de esta digresión, retorno con gusto a la cantidad de tesoros
que he recibido de Cristina. Siempre con su honestidad, me amo incondicionalmente
y reflexivamente, como nos describe la Wikipedia. Y considero muy oportuno el
término reflexivo, porque Cris era además de buena, muy capaz, tranquila y
analizadora. Sus sentidos regalados llevaban mucho de amor edificante; en
concreto sobre mi, conocía mis grandes debilidades y pecados, a los que trataba
de poner coto con todo su amor. En verdad he recibido tanto amor incondicional,
sin buscar nada más que el bien, y reflexivo, sin buscar nada más que el bien
otra vez. Que la palabra agapê la define, a su cuero y a su alma. Que lindo epíteto,
que, sin estridencias, nos llevan a una mujer y esposa fantástica, de la que no
cesaré en compartir y hacer participes de que Cristina era y es un agapê, agapê,
agapê,……
“Pudo más, porque amo más”
[Santa Escolástica]