La Biblia, y concretamente en el Antiguo Testamento en su libro Cantar de
los Cantares, nos encontramos con un hermoso canto al amor humano, celebrando
el amor de una pareja de novios. Con el propio lenguaje, el propio contexto y
la idiosincrasia existente en los años previos al nacimiento de Jesús. Uno se
encuentra con una joya que me hace recordar intensamente a Cristina.
“Son tus amores más deliciosos que el
vino; son tus ungüentos agadables al olfato. Es tu nombre un perfume que se
difunde; por eso te aman las doncellas”
“¡La voz de mi amado! Vedle
que llega saltando por los montes, triscando por los collados. Es mi amado como
la gacela o el cervatillo. Vedle que está ya detrás de nuestros muros,
atisbando por las ventanas, espiando por entre las celosías. Mi amado ha tomado
la palabra y dice:
¡ Levántate ya, amada mía,
hermosa mía, y ven ¡…”
Sublimes palabras que me trasladan a los brazos de Cris, un amor profundo,
verdadero, increíble. Cantar de los Cantares.