Me dispongo con alegría a contemplar tan maravilloso recuerdo en forma de lámina enmarcada en el corazón de La Casa de Cristina. Y me envuelven mis sentidos en recorrer toda ella mi Cristina. Y ellos se funden en un sentimiento de amor y felicidad, lo llamo “un sentimiento” porque lo uno, los veo sinónimos, y los cinco sentidos básicos se vuelcan en ello.
Mis ojos me llevan a la belleza, la traigo y la encuentro en su belleza, y
en la belleza del cuadro presente ante mí y en belleza futura que siempre
permanecerá a ojos de la vista humana. Disfrutar de la belleza antes, ahora y
después; es posible nuestra mente se lo puede permitir.
Entrelazadas mis manos se tocan, se entienden dedos a dedos, se mezclan, se
funden. Físicamente me encuentro agradable, la temperatura es ideal, no estoy
cargado de presión. Diría que mi tacto es mi pasión más sublime en el recuerdo
de su increíble piel, en el presente de sensacional momento y en el futuro de
siempre sentir algo extraordinario.
En verdad todo parece silente, como aturdido se manifiesta este sentido. No
se encuentra en el oído la majestuosidad de su huella, es su impronta más
sibilina que descansa en el ingenioso cerebro, y en su alegoría que nos lleva
al corazón, al cual llega una increíble melodía. Antes, ahora y en el futuro,
su voz evoca amor y alegría.
Saboreo dulzura te lo aseguro, me transporto a nuestro primer cruce de
vista, cruce de comunicación y gran cruce de caminos. Es merengue del bueno,
del exquisito, del justo en su textura, brillo y dulzura. Que tanto tiene esté
en pasado, presente o futuro, ya que yo me elevo a esa nube que tanto vivo
felizmente, el uno, el segundo y el tercero.
Ya remato que son cinco,
que pareciesen cientos mis sentidos, desbocados de tanto amor recibido. Sin
saber bien como describirlo: fragancia podría ser, aroma no desdibujaría, pero
casi me quedo con esencia. Ese olor me descubre, que gran sentido. Es la nariz
donde es captado e ignorante, no sé cómo explicarlo en ese mundo de neuronas,
sus sinapsis y tantas hormonas que solo sé que no sé nada. Ahora te aseguro que en su edén yo
viví, vivo y viviré para siempre.