Encuentro pocos momentos al día que no sienta el Amor de Cris. Y es un gozo, es una bendición sentir ese amor que mantiene a uno a flote en momentos complicados, reconfortado y sublimado en la grandeza de poder disfrutarlo tanto. Cristina permanezco deseando amarte, es como una necesidad que me acompañará toda la vida. La belleza natural que has poseído, ahora se transforma en vida, como belleza espiritual que llena mi alma y me mantiene feliz.
Este fin de
semana estuve en San Pelayo, y recordaba aquellos salmos, escuchados por
primera vez en diciembre del 2016, que me acercaban a la vida eterna. Ahora los
he escuchado sin caerme una lágrima, no como antaño, pero si como antaño los he
escuchado tan feliz como en aquellos momentos, a pesar de que pueda parecer no
real. Ahora los escuchaba con la misma atención y vislumbrando una eternidad
con delectación, con amor en mayúscula. Y de verdad con la intensidad que me
transporta deseando amarte mucho, muchísimo diría yo.