Siempre es gratificante compartir recuerdos con la madre de Cristina, desde
que la conocí no he parado de recibir cariño y más cariño. Siendo muy distinta
de Cris, no lo era en el amor que siempre me dio y me da. Cris nos unió, nos
une y nos unirá para siempre. Preocupada por nuestro amor, permanentemente
atenta a nuestro bienestar, se me agotarían las palabras para describir mi
agradecimiento, que permanecerá en deuda siempre.
Como si llevar en sus entrañas a la buena de su hija, fuese el porqué de
tan espléndido ser que nos trajo al mundo, para mejora del mismo. Virginia seguro
que tiene mucha culpa de lo que fue y es Cristina; Cristina reflejaba su
honestidad, esfuerzo, generosidad y energía. Son estas, a lo menos, cualidades
fieles reflejo de lo que fue la vida de Cris. Esa vida que sigo disfrutando en
su madre, esforzándose en cocinar y servirme una comida, que más allá de
exquisita se encuentra sazonada en Cris. Gracias Dios, por regalarme tanto y
tan bueno.